Sin respuesta..

Esta es una historia que hice hace ya algun tiempo...xD
Desperté sin recordar nada, solo una frase dicha de una conocida voz que inundaba mi mente “Tonta…” decía ésta. Casi no podía abrir mis ojos sumida en el abismo silencioso mis parpados cerré… Creí escuchar a lo lejos en un susurro “la estamos perdiendo”…un frío punzante me recorría el cuerpo hasta congelarme, todo lo vivido; mis recuerdos pasaron ante mis ojos mientras sentía que me posaba en una nube, que me hundía en un nuevo sueño.
Todo empezó una mañana de un día lejano, era uno de esos días en los que quería estar sola sin motivo, encerrarme en mí misma.
Como cada mañana me atendieron como una reina me trajeron el desayuno a la cama y yo ni les di las gracias, ser tratada como superior, para mí, era lo más normal del mundo era una de esas chiquillas repelentes y consentidas que ahora odio, no conocía el dolor ni el verdadero cariño, simplemente caminaba sin rumbo. Ese día me dediqué a hacerle un regalo a papá.
Ya llegada la noche bajé, al gran comedor donde mi padre; un hombre alto, delgado, de escaso cuero cabelludo y espeso bigote como siempre estaba ocupado con unas de sus entrevistas.
-Señorita será mejor que vuelva a su habitación su padre está muy ocupado como ve-dijo la mujer que se ocupaba de mí.
-Quería enseñarle a papa su regalo, así que déjeme en paz-respondí fríamente.
-Señorita si su padre la ve aquí la castigará…y le han traído unos regalos, están en su cuarto-me dijo como si tuviese miedo de mí.
Al final accedí.
Subí a mi cuarto sin mediar palabra, allí encontré joyas y vestidos los cuales me levantaron la sonrisa. Ahora lo veo y pienso…vaya ilusa era creí que por tener más cosas materiales tenía más cerca su cariño. Que el dinero que gastaba en mí era una muestra de afecto cuando realmente era para no dar malas habladurías sobre él…esa noche me sentí tan feliz y querida cuando realmente estaba tan tan sola.
Al día siguiente en el colegio, como siempre, me reí de los niños que vestían con ropa sin marca “vaya pobretones están hechos pensé”. Allí nunca nadie me llevaba la contraria ni siquiera la profesora. No tenía verdaderos amigos…Todos estaban a mi lado por interés…
Cuando volví a casa ya anocheciendo le di el regalo a papá, él me respondió con una sonrisa falsa, parecía cansado. Abrió el paquete. Allí vio el dibujo en el que le dibuje a él y a mí paseando junto a mi madre ya fallecida.
-Vuelve a tu cuarto Karin…
-Ya voy papa-le respondí
Al salir de la sala la cocinera me dijo que si le podía llevar la cena a papá que ella tenía que volver pronto ya que su hija estaba enferma. En condiciones normales le habría dicho “A mí no me cuentes tu vida, es tu trabajo así que termínalo” pero por ver como se encontraba papá acepte.
Cuando entre de nuevo en su cuarto le encontré dormido, le fui a dejar en su mesilla la cena cuando ví mi dibujo roto en mil pedazos en la papelera, no me lo esperaba me quedé de piedra y la bandeja me resbaló de las manos, esto despertó a papá.
-Si es que…si es que ya no me dejas ni dormir-me dijo chillando mientras me dio una bofetada en la cara.
-Yo…solo vine a traerte la cena papá-le dije mientras un agua cristalina resbalaba desde mis ojos.
-¿No te dije que te fueras a tu cuarto? Desde luego...lo que haría por haber podido evitar que nacieras…
Acto seguido salí de allí llorando…no tenía intención de volver, salí por la puerta de la mansión que me había visto crecer mis catorce años de vida, me adentré por la calles en la profundidad de la noche.
Me metí por calles en las cuales nunca había estado, pronto dejé de oír los gritos de los guardias que me perseguían tratando de llevarme de vuelta, cuando mis fuerzas se agotaron me puse a reflexionar sobre qué había hecho, estaba perdida en la oscura noche, asustada.
Noté que alguien se acercaba, quise correr pero estaba demasiado cansada para moverme…eran pisadas, cada vez las sentía más cerca; el miedo se apoderó de mí, nunca antes había pasado por nada igual. Cerré los ojos con fuerza mientras mi cuerpo temblaba…
De pronto oí las pisadas detenerse junto a mí, atemorizada abrí mis ojos, me ví rodeada de cuatro hombres que sonreían mientras me examinaban cuidadosamente. Después de eso recuerdo que quise gritar pero la voz no me salía; se quedo inundada en el miedo, en pánico, en horror. Recuerdo que me pegaron un fuerte golpe en el estómago, el cual me dejó inconsciente…
Al despertar lo ví todo negro, estaba en algún sitio cerrado, me sentí sucia, usada, perdida. Empecé a llorar silenciosamente…el dolor en mi pecho me inundo por completo…el frío rozaba mis mejillas mojadas…sentía añoranza del frío calor de mi casa esto me hizo llorar más intensamente. No sabía dónde estaba mi ropa, oí una sirena sonar y por un micro se escuchó “zarparemos en menos de 20 minutos”. Esto me dio una pista de dónde estaba. Cerré los ojos y tragué saliva, me esforcé por escuchar mi alrededor. Se oían voces a lo lejos, risas y de pronto me pareció escuchar las olas del mar chocando contra la pared que tenía al lado, no había duda estaba en un barco, me había convertido en un mero objeto de esos hombres “A mí no pueden hacerme esto ¡No pueden! Yo soy importante…no me merezco esto” pensé hundiéndome en una depresión y muriendo por dentro.
Oí como el barco zarpaba, un escalofrío me recorrió de pies a cabeza y unas pisadas sentí como se acercaban a mi jaula.
Era un hombre alto, robusto con un espeso bigote negro, no parecía de mi país.
-No…no te acerques-le dije temblándome la voz
-¡Cállate o te oirán los otros!-Me respondió
-¡Déjeme salir de aquí! No podéis hacerme esto ¡Soltadme! Os pagaré pero dejadme marchar…-dije agotando las escasas fuerzas que me quedaban
-Niña…no entiendes la situación ¿Verdad?
Tras esto me quedé callada y él volvió a hablar.
-Nos volvemos a nuestro país y te vienes con nosotros .Me parece muy injusto por tí pero así es la vida chica, acostúmbrate. Nadie dijo que la vida sea justa. Serás nuestro juguetito-dijo entre risas.
Mis siguientes 2 semanas no fueron mucho más agradables, las lágrimas, la desesperación y el sentimiento de sentirme una simple marioneta estaba presente en mi en todo momento…fueron las dos peores semanas de mi vida. Empecé a perder peso debido a que apenas comía y bebía. Pensé en suicidarme “En este mundo no valgo nada, no soy nada…no soy nada “Me repetía constantemente pero me faltaba valor para el suicidio. Una noche cogí un cristal roto que encontré en la sala en la cual estaba encerrada desde hacía dos semanas. Lo puse al lado de mis venas y me preparé para el corte. Me temblaba el cuerpo, siempre morir fue mi mayor miedo “Cerrare los ojos y cuando los abra ya no estaré aquí. Esta vez no me echare atrás…” Me dije tratando de animarme a hacerlo.
Mi cuerpo temblaba contra mi voluntad. Empecé a recordar mi infancia cuando mi madre aun vivía, cuando mi padre se preocupaba por mi y éramos tan felices…en aquellos años la fama aún no había cambiado a mi padre…
Dispuesta a acabar con todo. Me hice un corte con mi mano temblorosa, ví como salía sangre y me quede inconsciente.
Fracasé…me desperté con una venda en la muñeca y un dolor tremendo que la recubría.
El mismo hombre que me visitó el primer día volvió y me dijo “¿Creías que te librarías de nosotros tan fácilmente? Estúpida…”
Yo era una rosa marchitándose cada día un poco más, con mas espinas que pétalos. Con solo un deseo: Desaparecer.
Dos días más tarde llegamos a un puerto, quien me hubiese visto antes de que todo pasara no me reconocería. Antes una expresión de seguridad y arrogancia me recorría, mis ropas siempre perfectas estaban, me trataban de superior. Y en esos momentos solo era un objeto sin vida, decaído, usado como trapo sucio.
Cuando desembarcaron creí que iban a dejar en el barco tirada. Oí una conversación entre dos tripulantes que se acercaban.
-¿Qué vamos a hacer con la mocosa?-Uno le dijo al otro.
-Dejémosla por algún lado de por aquí, no creo que sobreviva, ya está bastante débil.
Tras eso note como me dormían con algún tipo de somnífero.

Al despertar solo ví arena y un sol abrasante que me quemaba” Ya entiendo por que me han dejado libre, esto esta desierto “Pensé.
Anduve perdida sin rumbo, creí estar dando vueltas. El sol abrasador me agotaba por momentos. Me pareció ver a lo lejos una caravana quise gritar para que notaran mi presencia pero la voz no me salía. Me moví como pude hacia ésta. No sé si en ese momento el destino se puso de mi parte y me dio suerte tras tanta desgracia o que fue lo que pasó pero conseguí ser recogida por ellos. Nada más entrar ví a un anciano y a una niña pequeña que hablaban con un acento extraño, me tumbaron en una cama y allí acabe rendida.
Al despertar mis ojos encontraron los de un chico moreno y alto que me miraba fijamente y con un gesto indiferente comenzó a hablar.
-Hola, Mi nombre es Aoi, ¿Puedes hablar?
Quise hacerlo ,realmente quise hacerlo, quise agradecerle lo que habían hecho por mí pero en ese momento ,solo pude llorar.
Acto reflejo él puso sus cálidos brazos sobre mí dándome un abrazo .Mientras susurraba…
-Tranquila…debes haberlo pasado muy mal pero aquí no te haremos nada, solo respóndeme a una pregunta por favor ¿Cómo has llegado hasta aquí?
Pero era inútil mi desesperación, y lagrimas podían con mis deseos de hablar.
Este mismo chico me presento a su hermana de tres años una niña realmente tierna y adorable de cara risueña. Y también me explicó que estaba en un continente diferente al mío mientras me contó esto, noté que entristecía su rostro cuando dijo:
-Y justamente…este continente y del que pareces provenir están enfrentados…
Me quedé de piedra. Él a ver mi reacción añadió a sus palabras:
-Pero no te preocupes, no te haremos daño ,has sido secuestrada ¿No? Tú no tienes culpa alguna.
-Gra…cias ¿Pero por qué tomarse tantas molestias por alguien que acabas de conocer?
-Porque odio a la gente que secuestra a las personas como si fueran suyas, es repugnante-Puso una cara seria al fin de sus palabras.
Y el silencio se hizo durante varios minutos.
-Gracias-le repetí ni yo misma me creía lo de estar diciendo esa palabra y menos tantas veces…
Le conté lo que me había pasado sin incluir el juguete en el que me convertí para esos hombres de los que la herida que dejaron en mí ardía día a día.
Llegamos a un pueblo en el que conocí a muchísimas personas a las cuales Aoi les ocultó mi procedencia bajo la mascara de “es una prima mía”.
Aprendí con el tiempo a vivir así ,no fue fácil pero tampoco imposible, incluso yo me sentía una más allí. Ver cada día las caras sonrientes de personas que se conocían entre sí, miradas sin miedo hacía mí, sin ordenes, todos libres, empecé a arrepentirme de mi egoísmo anterior y a preguntarme si algún día volvería a ver a mi padre.
Aoi y yo nos volvimos como hermanos, amigos o no sé, pero eso si, inseparables.
Y a pesar de que mi pecho estaba vacío y traumatizado. Conforme giraba el reloj de arena, minutos, horas, días, meses, incluso años pasaron ante mí y fueron….no voy mentir los más duros y felices de mi vida.
Mis lazos de unión con aquellas personas se volvieron fuertes y al tiempo me di cuenta que mi relación con Aoi ,mis sentimientos hacía él, no eran otros que amor.
Seguí caminando hacia mi mañana de cara desconocida, hacía mi futuro no predestinado que yo forjaba con mis pasos. Una misma pesadilla me visitaba todas las noches sin liberarme una sola.
Soñaba que iba atravesando un camino, me había perdido, por un instante mire atrás y unas sombras me arrastraban; me tiraban a un pozo sin fondo cada vez más hondo, alcé mi mano y una tenue luz me recubrió, una mano agarro la mía y pude salir de allí y seguir caminando. Un rostro desconocido me había salvado pero ese mismo se desvanecía ante mí justo antes de despertar y yo caía otra vez en mi propia sombra.
Aoi solía decirme que no me preocupará pero yo no podía evitarlo.
Un mañana caprichoso se mostró ante mi, a mis diecisiete años, con la intención de arrebatarme mi nueva felicidad, de separarme de él.
Unos guardias de mi propia casa descubrieron mi paradero tras estar años en el olvido .Ofrecieron un trato a mi nuevo hogar: O me entregaban o ellos lo quemarían todo sin piedad de ocasionar muerte a niños inocentes.
Yo…quería ver a papá pero sabía que él no me quería de verdad y que ni escucharía la posibilidad de quedarme allí a vivir, más aún teniendo en cuenta la situación de conflicto que mantenían ambos países.
Nos dieron un día para escuchar respuesta, la gente cuchicheaba constantemente al verme “fuertes lazos…” pensé mientras suspiraba.
Esa noche fui a ver las estrellas yo sola pero para mi sorpresa estaba allí Aoi, me senté a su lado y las palabras comenzaron a fluir.
-Karin…¿Qué harás?¿Tu…qué quieres hacer?
-No quiero que os pase nada…sería muy egoísta por mi parte quedarme aquí…
-No quiero, no quiero que te vayas-dijo frunciendo el ceño y abrazándome entre sus cálidos brazos.
Nuestras miradas se cruzaron unos instantes ,y nuestros labios se acariciaron, mí corazón explotó ,al ritmo de los latidos de un colibrí. Tras eso volvió a abrazarme muy tiernamente ,un abrazo casi desesperado.
-No te vayas-susurró.
Acurrucada en su pecho mis lágrimas cayeron…lágrimas que no permití que él viese.
Nos pasamos la noche así, con solo un testigo: La luna.
Al despertar me encontré con los brazos de Aoi rodeándome y su cara frete a mi,el corazón se me disparó las lágrimas fluyeron solas .Me aparte de quien más quería en dirección al definitivo adiós;al hasta siempre.
Le escribí una nota a Aoi a y me fui sin despedirme de nadie…no podía, ellos ya sabían mi procedencia y se sentían traicionados además, de que esos momentos que viví con todos no podía dejarlos atrás teniéndoles al lado, no soy tan fuerte…y menos para decir adiós a Aoi.
En la nota solamente pude decir:
“Gracias
Por muchas veces que te diga esta palabra no serían suficientes.
Si te dijera adiós…sería demasiado doloroso, no podría, además tengo la esperanza de que algún día el destino caprichoso nos vuelva a unir. Fue muy divertido vivir aquí, de verdad que…ha sido inolvidable. Siento haberos causados tantas molestias.
Te quiero”
Recuerdo el sabor salado de mis lágrimas que caían al escribir este fragmento…mil momentos inundaban mi mente, vaciaban mi alma ,cada paso pesaba más y se volvía más insoportable.
Salí muy temprano conocía a los guardias y sabía perfectamente que si alguien intentaba retenerme allí dispararían, sin piedad ni remordimiento alguno,¿Cómo les habrán lavado el cerebro para que sean tan insensibles?¿Por qué el ser humano puede perderse a uno mismo tan fácilmente? Incógnitas que me rondaban la cabeza.
Les salude y mi sorpresa fue que lo primero que hicieron al verme fue levantar las armas tardé unos instantes en darme cuenta de que no me apuntaban a mi.
A lo lejos se observaba la silueta de una persona que conforme se acercaba mi temor fue aumentando hasta que se vio cumplido ;era Aoi.
-Pero mira que eres tonta…-dijo en un gruñido de voz acercándose a mi.
-¡Vete!-le gruñí el no tenía ni idea del peligro que tenía estando allí.
-¿Estas de broma?-Dijo en un tono muy enfadado de voz y pude observar que llevaba la nota en su mano muy arrugada como si la hubiera apretado con furia todo el camino.
Un guardia le apuntó al ver que no tenía intención de irse y al ver que Aoi ni se inmutó apretó el gatillo.
Me moví hacia él lo más aprisa que pude ,el momento fue tan efímero que casi no existió.
A partir de ahí mis recuerdos se cortan, mi tiempo se va y ni siquiera he podido decirle adiós, siento una mano conocida acariciando la mía ¿Será él? Mis ojos no se abren, quiero saberlo. El último grano cae, mi reloj de arena cae contra el al suelo.

¿Servirá esto para que las relaciones de conflicto mejoren?¿Aoi será feliz? ¿Qué habría pasado si esa noche no hubiera llevado la cena a papá? Incógnitas para mi

Waaa me encanta como moolaa!! *.*

*O* sin palabras....
de verdad, escribes muy bien ^^

Estupendo^^